"Tu alarma se apaga. Estás en París, está temprano y el sol apenas hace cosquillas a las aguas del Sena; te sientes tentado a ignorarlo, y cualquier otro día quizás lo harías. Pero no hoy. Hoy, amigo mío, es un día para el arte. El problema de ser uno de los museos de arte más antiguos, grandes y famosos del mundo es que todo el mundo quiere visitarlo. Si quieres evitar que tu arte se vea obstaculizado por las cabezas ataviadas con gorras de béisbol de uno de esos grupos grandes que llegan en autobús, te recomendamos llegar temprano. Valdrá la pena. Algunas de las obras de arte más importantes que verás exhibidas en los largos y adornados corredores de este antiguo palacio. La Venus de Milo, la Virgen de las rocas de Leonardo da Vinci y, por supuesto, su Mona Lisa, quizás la pintura más famosa que existe. No planees verlo todo en una sola visita, pues es demasiado vasto para abarcarlo e incluso los más furibundos amantes del arte se exponen a sufrir de fatiga de museos si lo intentan. Escoge el ala o la sección que más te atraiga y tómate tu tiempo. Y cuando te dirijas a la salida, no olvides hacer una pausa para tomar fotografías o simplemente para recordar todo lo que has visto, además de la aún controvertida pirámide de vidrio de Pei, ubicada en el patio del Louvre."
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