
Aunque estés de visita en Bruselas por sólo 24 horas, algo que sencillamente tienes que hacer es comerte una cacerola de mejillones. Servidos usualmente en un caldo con vino blanco, cebolla, ajo y mantequilla, el tazón va acompañado de un plato de papas 'frites'. Asegúrate de tener suficiente pan blanco para limpiar los restos de los jugos al final y muchos condimentos para untar en las papas. Se te suministrará una toalla para limpiarte la manos en caso de que decidas dejar de lado los cubiertos y atacar el plato a la usanza antigua. Sin importar cómo decidas comer tus 'moules', vas a tener esa sensación de estar en un ritual atemporal que ha sido disfrutado en todo el mundo pero tal vez en ninguna parte con tanta frecuencia y con tanto placer como en la misma Bruselas.
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