Para aquellos que todavía no han tenido el placer, Ladurée es la reina de los grandes cafés parisinos y el hogar del famoso almendrado Ladurée. Si te encanta el dulce, debes convertir en la misión de tu vida comerte algún día una (o más, pues es posible que no te puedas detener en una) de estas crocantes bolitas de delicia. Consisten en dos increíblemente ligeras galletitas de merengue de almendra puestas juntas y vienen en una gran variedad de sabores y colores: vainilla, café, fresa, pistacho... Las variedades pétalo de rosa y regaliz son particularmente exquisitas y son hermosas tanto para mirar como para saborear. El salón de té La Belle Époque Ladurée, cerca de la Madeleine, es el sitio perfecto para la degustación de estas delicias. Los almendrados son la carnada principal, pero seguramente querrás saborear otras dulces creaciones mientras estás allí. Esto es el postre hecho arte. Grosellas negras ligeras como plumas, religiosas violeta con su capa de azúcar morada; éclairs para morirse; los mejores bizcochos. Algo que no puede faltar en ningún itinerario de París.
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