"Versalles es más que un palacio, es un símbolo (de la monarquía absoluta y del exceso que trajo como consecuencia la revolución). El castillo, que ocupa un placentero susurbio parisino, es uno de los destinos principales de la ciudad y por una buena razón. De 1682 a 1789 Versalles fue el hogar de Luis XIV y por lo tanto el centro del poder del Antiguo Régimen Francés. Lo que inicialmente fue un refugio real de caza se expandió hasta ser el palacio más grande de Europa, y sigue siendo una vista espectacular. Contiene la renombrada Galería de los espejos, un extenso y opulento salón diseñado para ser tan asombroso visualmente como fuera posible para que no quedaran dudas sobre la categoría y la riqueza aquellos que lo mandaron construir, algo en lo que todavía hoy tiene éxito. Esa majestuosidad que te deja boquiabierto continúa por toda la edificación, siendo la capilla adornada de frescos un sitio especial. El parque y los jardines, cuidadosamente ornamentados, con grandes fuentes y un canal central, son en sí una delicia; párate en la terraza, con el palacio detrás de tí, y absorbe ese panorama digno del Rey Sol. "
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